Seminarios

En el marco del Proyecto (PSICAS_HIST) y de las actividades de la Red Iberoamericana de Historia de la Psiquiatría, así como de diversos acuerdos de cooperación con instituciones académicas latinoamericanas, celebramos periódicamente seminarios de investigación en los que se exponen y debaten diversas investigaciones históricas que tienen como hilo conductor la relación entre psiquiatría y cambio social.

Las investigaciones tanto del concepto como de los procesos históricos de medicalización han sido muy prolíficas en la sociología anglosajona. Sin embargo, han tenido mucho menos auge en América Latina a pesar de que el discurso y la práctica médica se han expandido exponencialmente en la región. El objetivo de esta intervención mostrar los usos que en América Latina se han dado a este concepto y los alcances y limitaciones para: 1) analizar cómo se ha utilizado el concepto en la academia latinoamericana y, 2) analizar qué procesos de medicalización de la región han sido estudiados.

La investigación muestra que el uso de concepto mantiene las connotaciones negativas, ligadas al imperialismo médico y la opresión capitalista, con las que emergió en los años 70 del siglo pasado. Derivado de esta perspectiva teórica, los estudios sobre procesos concretos mantienen una postura ambivalente en la que por un lado se expresa desconfianza frente a la empresa médica tradicional pero al mismo tiempo se reclama la intervención del Estado en materia de salud. Estos desarrollos conceptuales son resultado de su aplicación en contextos de autoritarismo político y desigualdad económica en las que tanto el concepto de medicalización como el análisis de los procesos se mantienen ligados a una ideología crítica de izquierda.

En las décadas finales del siglo XIX Buenos Aires se plegó a la moda de la hipnosis. Entre los elementos que caracterizaron ese proceso, hay uno que cobra singular relieve: los grandes ‘hipnotizadores’ de la capital argentina fueron extranjeros (o más bien nómades), y la mayoría de ellos carecía de diploma médico. Si a título expositivo cabe hablar de un ‘hipnotismo porteño’, hay que añadir que tanto los experimentos o las demostraciones, como los textos producidos sobre la materia (libros, folletos, revistas), se debieron a la iniciativa de individuos que no habían salido de las aulas médicas. Ese ‘hipnotismo porteño’ conformó un terreno poroso y productivo, en el que cruzaron sus caminos algunos ocultistas bien intencionados, curanderos eruditos, médicos con pocos escrúpulos y sonámbulas con dotes inventivas.

El objetivo de este seminario es documentar los trabajos de algunos de esos hipnotizadores trashumantes en Buenos Aires. Ese análisis sirve, en primer lugar, para iluminar cuán valioso fue el rol de algunos agentes heterodoxos (espiritistas, magnetizadores, charlatanes) en el proceso de transferencia de conocimientos, objetos y vocabularios. En segundo lugar, para lograr una comprensión más acabada de la cultura sanitaria de fines de siglo, más puntualmente de un mercado de la salud en que los productos curativos ofertados por los médicos debían competir constantemente con los artefactos ofrecidos por competidores profanos. En tercer lugar, el estudio del campo del hipnotismo vale como mirador desde el que es posible aprehender con nuevos ojos la historia de la profesión médica. En el proceso que nos atañe cobraron singular protagonismo doctores que ilustran cuán dificultoso podía resultar a veces la clara demarcación entre medicina y curanderismo. A modo de ejemplo, exploraremos con cierto detalle el caso de Alberto Díaz de la Quintana, un médico de origen español que entre 1889 y 1893 fue en Buenos Aires el gran especialista en hipnotismo curativo.

Desde mediados de la década de 1960, el psicoanálisis experimentó un notable auge en Italia. Las asociaciones psicoanalíticas oficiales incrementaron sus miembros, los medios de comunicación comenzaron a consultar a los psicoanalistas sobre diversos temas de actualidad, y la industria editorial inició colecciones con autores clásicos y recientes de la teoría psicoanalítica. Tras largas décadas de ser marginalizado, el psicoanálisis pasó a ser respetado como un saber experto capaz de dar respuestas a los interrogantes del mundo moderno y solución a muchos de sus males.

Una vez que constatamos este cambio en la situación del psicoanálisis, nos surgen muchos interrogantes. ¿Qué cambios sociales y culturales fomentaron esta transformación? ¿Cuáles fueron los espacios disciplinarios y académicos por los que se difundió el legado freudiano? ¿Qué tipo de transformaciones al interior del psicoanálisis se sucedieron a partir de su cambio de estatus? La presentación buscará responder estas preguntas apuntando a dos esferas cruciales, y aparentemente contradictorias, por los cuales se difundió el psicoanálisis: el crecimiento del consumo de masas, y el emerger de una cultura de la contestación.

En Argentina, los años sesenta configuraron una época atravesada por cierta sensibilidad de cambio. Junto con las modificaciones en las pautas de consumo y las nuevas dinámicas culturales, los modos de significar las relaciones familiares, intergeneracionales y de género sufrieron transformaciones como resultado de cierta erosión de la autoridad atribuida al pasado y a la tradición. Sin embargo, conviene mantener cautela frente a la idea de una sociedad anhelante de cambios. Antes bien, se trató de una época de transición, en la cual las iniciativas de transformación se toparon con diversos intentos de conservación del statu quo. En este escenario, a fines de 1962 comenzó a publicarse Primera Plana, un semanario de actualidad que inauguró a nivel local un estilo singular y novedoso en el tratamiento de la información. En 1966 y a lo largo de casi un año, el psiquiatra y psicoanalista Enrique Pichon-Rivière publicó una columna en la sección "Vida moderna", en la que analizaba acontecimientos de la actualidad política, fenómenos sociales y prácticas cotidianas desde una perspectiva psicosocial.

El seminario plantea entonces un recorrido por los textos de Pichon-Rivière en la revista Primera Plana a fin de iluminar de qué modo interpretaba este autor las transformaciones socioculturales de aquellos años. Se trata de situar cuáles eran, según él, las repercusiones subjetivas de esa “vida moderna” en la cual los modos de ser y de pensar más tradicionales coexistían con discursos y prácticas que los cuestionaban. En ese sentido, interesa mostrar las tensiones y dualidades presentes en el propio pensamiento de Pichon, en tanto protagonista de esa época de transición. A su vez, y atendiendo a la coyuntura política que enmarcó la publicación de estos artículos, se analizarán algunos textos en los que el autor plantea la necesidad de mantener en vigencia la democracia frente a la inminencia de un nuevo régimen militar que protagonizaría el escenario político durante los años siguientes.

En la época de la transición, el programa de TVE “La Clave” era un espacio de debate que abordaba algunas de las cuestiones fundamentales que se planteaba una España enfangada tras la dictadura franquista y que pretendía reconstruirse. Con la excusa de una película que ilustraba el tema elegido, el periodista José Luis Balbín convocaba a un grupo de personas representativas para discutir sobre ello, en un ambiente en blanco y negro y cargado de humo de tabaco que hacía presente las dificultades para ver nuevos horizontes con claridad y respirar aire fresco.

En 1978, cuando la asistencia psiquiátrica en nuestro Estado era mayoritariamente manicomial y se desarrollaban los primeros movimientos contestatarios, se emitió el programa “¿Hay locos?”. Para esta ocasión juntaron, entre otros, a Franco Basaglia en el apogeo de su carrera y dos años antes de su muerte tan prematura, a un prometedor Juan José López-Ibor Aliño ya catedrático de psiquiatría de la Universidad de Salamanca, y al joven Valentín Corcés que acababa de ser elegido presidente de la AEN en el congreso que cambió el rumbo de la Asociación.

El documento es extraordinario por la vigencia actual de los temas que se discutían entonces y la posibilidad de escuchar y ver cómo se cuestionan entre sí estos líderes legendarios de la psiquiatría. Para poder disfrutar de ello hemos editado todo el debate de 160 minutos en una versión más reducida y, como conductores del acto, contaremos con Fernando Colina y Rafael Huertas. Entre todos, analizaremos los relatos ideológicos de hace 40 años y su evolución en estas décadas, para poder pensar la realidad asistencial actual desde este recorrido.

El trabajo busca recuperar el modo en que parte de la clase trabajadora chilena - a través del análisis de la prensa obrera - recepcionó las teorías psicológicas desarrollando una incipiente cultura psicopterapéutica la que se hizo compatible con los proyectos políticos y de ser humano que estas agrupaciones sostenían.

Se verá cómo la lucha contra el alcoholismo, las enfermedades venéreas y la energía frente al trabajo fueron las principales preocupaciones que justificaron la circulación de las ideas psicológicas y su adaptación a la realidad vital de los trabajadores/ras chilenos.